En un año especialmente difícil para todos, el año 2020, el año de la pandemia…un año para olvidar o para recordar siempre…. en este año que ya se va, a Oncología Cuéntame y a una servidora, nos gustaría despedirlo haciendo un pequeño homenaje a nuestros mayores, por haber sido ellos una parte de esta sociedad especialmente vulnerable.
Por eso, hoy, Oncología Cuéntame quiere hacerles protagonistas y aportar su granito de arena, dando a conocer una especialidad médica que se dedica a ellos, a sus cuidados, y que por ser relativamente “joven” en su desarrollo y en la formación de los profesionales, es algo desconocida.
Para ello, he invitado a una compañera que precisamente por la pasión con la que vive su profesión, no ha tenido ninguna duda en aceptar esta humilde invitación.
Ella es Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Especialista en Geriatría y Gerontología. Posee un Máster en Cuidados paliativos por la Universidad de Valladolid y Máster en Actualización y Desarrollo Profesional en Geriatría por la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.
Experiencia profesional previa:
- Médico de Atención Primaria en Logroño
- Facultativo de Urgencias en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
- Responsable médico asistencial en varias residencias concertadas con el Servicio Aragonés de Salud.
- Facultativo Geriatría en Servicio de Geriatría del Hospital Real Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza y en la Unidad de Geriatría del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza
- Desde junio de 2019 es la Responsable asistencial de la Unidad de Geriatría Quirónsalud de Zaragoza.
- Vocal Clínica de la Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología (S.A.G.G.) desde marzo de 2016 a actualidad.
- Ponente en numerosas mesas de Jornadas y Congresos y profesora en varios cursos y talleres relacionados con la especialidad de Geriatría.
- Más de 30 publicaciones en forma de capítulos de libro científicos y artículos de revistas nacionales e internacionales, especializadas en Geriatría.
- Revisora de la Revista Española de Geriatría y Gerontología.
- Autora del blog de Quirónsalud “Llenar de vida los años”, con artículos de divulgación científica relacionados con la Geriatría.
Por si todo esto fuera poco, es una apasionada de su trabajo y una excelente compañera.
Hoy, tenemos el privilegio de poder hablar con la Dra. Edurne Fernández Letamendi.
Entrevista (resumen):



Oncología Cuéntame (O.C.): ¿Cómo definirías la especialidad en pocas palabras?
Dra. Edurne Fernández Letamendi (E.F.L.): La geriatría es la especialidad de los mayores.
(O.C.): ¿Desde la mirada del geriatra: cómo crees que han vivido, en general, nuestros mayores, y en especial los que padecen cáncer, este año tan distinto y duro?
(E.F.L.): Como en todas las disciplinas de la Medicina, hemos tenido múltiples vivencias, tantas como pacientes. Pero sí que ha habido una línea general, y es que les ha afectado mucho más de lo que pensábamos.
Todos hemos tenido, y seguimos teniendo, que lidiar con la incertidumbre que supone, protegernos de un enemigo al que no conocemos por completo, al que no podemos controlar. Esto genera miedo, ansiedad, inquietud, insomnio, y aparece un ánimo decaído reactivo a la situación.
En las personas mayores los “recursos” que habitualmente se tienen para racionalizar y controlar estos síntomas, pueden, muchas veces, no ser los óptimos, influidos por el mismo envejecimiento, por la soledad no deseada y por otros factores de comorbilidad previa asociados (depresión previa, deterioro cognitivo, enfermedades cardiovasculares o el cáncer por ejemplo…)
Los Geriatras, en nuestras consultas, nos hemos encontrado con mucho empeoramiento cognitivo (e incluso debut del no diagnosticado todavía), trastornos de la esfera anímica (depresión, ansiedad…), trastornos del sueño y complicaciones secundarias a la mayor o menor inmovilidad vivida.
También, en ocasiones, nuestros mayores, demandan el sentirse desamparados por este “parón asistencial” al que hemos estado obligados en muchas ocasiones, porque a la persona mayor, como a los niños, conviene valorarlos de manera presencial, siempre que se pueda, por la atipicidad de presentación de enfermedad. Esta demanda, aún ha sido mayor en los pacientes oncológicos. Yo en mi experiencia personal, por desgracia, creo que se está llegando tarde a demasiados diagnósticos oncológicos, y especialmente en mayores.
Además, los mayores tienen una resiliencia innata que a veces da la edad, y otras las vivencias personales, por la que se tiende a minimizar los síntomas. Y por otro lado vivimos en una sociedad ageísta, en la que se interpreta que el concepto de enfermedad tiene que ir necesariamente ligado al proceso de envejecer, y que hay que “sufrirlo” porque poco se puede hacer. Debemos erradicar este concepto, ya que indica que estamos todavía muy lejos de integrar a las personas mayores en nuestra sociedad como se merecen, como un elemento tan necesario, válido, e importante como el resto de los grupos etarios.
Se puede ser mayor, y estar perfectamente sano. No podemos negar que el envejecimiento va a provocar un determinado grado de deterioro, que va a hacer que esa respuesta sea distinta ante la enfermedad y los tratamientos (por eso precisamente existe una especialidad especifica para ellos), pero quiero insistir en que se puede ayudar a que la persona mayor prolongue su esperanza de vida y además lo haga con calidad de vida, y para ello es fundamental la prevención, tanto de enfermedad, como de síndromes geriátricos.
Pero para poder realizar esta prevención es fundamental la formación empezando desde el pregrado, en, al menos, saber detectar a tiempo todos estos factores, en hacer un “cribado” para derivar de manera precoz al geriatra lo que no seamos capaces de resolver desde otros niveles asistenciales o desde otras especialidades.
(O.C.): ¿Por qué crees que se conoce poco vuestra especialidad? ¿Qué puede aportar un geriatra a la persona mayor que no pueda hacerlo otra especialidad como la Medicina de Familia o la Medicina Interna por ejemplo?
(E.F.L.): La Geriatría, es la rama de la medicina que se ocupa de los aspectos clínicos, terapéuticos, preventivos y sociales de la salud y enfermedad en los mayores. Comparada con otras, es una especialidad médica relativamente joven, que nace en Inglaterra a mediados del siglo pasado, en 1946, de la mano de la Dra. Marjorie Warren.
La Dra. Warren, trabajó en el West Middlesex Hospital de Inglaterra, desarrollando el germen de lo que hoy es la Geriatría. Trabajó sobre la idea de que el proceso de envejecimiento, genera una disminución de las reservas fisiológicas, que hace que las manifestaciones de enfermedad, sus complicaciones y consecuencias, así como las respuestas a los tratamientos, sean distintas en los adultos mayores con respecto a los jóvenes. Hacía falta, por lo tanto, especializarse en el paciente mayor.
Su trabajo desarrolló un sistema específico de atención centrada en los pacientes mayores, con el que consiguió que muchos de sus pacientes mayores, a los que prácticamente se desahuciaba por su edad avanzada y que eran rechazados de los programas de tratamiento médico o rehabilitador, se recuperaran lo suficiente, como para regresar a sus hogares con autonomía y poder seguir viviendo en ellos.
En España, nace muy poco después la Sociedad Española de Geriatría, aunque no se reconocerá como especialidad médica vía MIR hasta 1978.
Desde mi humilde opinión, los geriatras hemos desarrollado durante muchos años nuestra actividad asistencial en hospitales de “convalecencia”, lo que ha hecho que seamos una especialidad muchas veces desconocida incluso para los mismos compañeros del hospital “grande”, que nos han asociado con un perfil de paciente geriátrico con enfermedad muy avanzada.
También costó mucho entrar en la formación de pregrado en las Universidades. Actualmente, vamos avanzando poco a poco, pero con paso firme y la Geriatría Española, gracias a su papel pionero europeo y mundial en investigación en fragilidad, al éxito que está cosechando en numerosos programas a nivel nacional de atención a mayores desde hace años, y a su presencia cada vez más numerosa en los hospitales de tercer nivel, está demostrando que tiene mucho que aportar en todos los niveles asistenciales y cada vez es más reconocida por la opinión pública.
Los Geriatras utilizamos como principal herramienta de trabajo la Valoración Geriátrica Integral, en la que tenemos en cuenta no sólo los aspectos médicos del paciente, sino también su situación funcional (capacidad para realizar actividades de la vida diaria), cognitiva (cómo está su memoria, sus capacidades cerebrales y su situación anímica) y social (si vive solo o no, sus redes familiares y sociales, la necesidad de apoyo…).
Ofrecemos, por lo tanto, una visión holística y centrada en el paciente, no sólo en la enfermedad, para conseguir en el/ella, la mayor independencia, autonomía y calidad de vida posible.
Explicándolo de manera muy básica: un Geriatra es ese especialista que puede valorarte simultáneamente una infección, una descompensación cardiaca, un deterioro cognitivo y una depresión, y va a tener en cuenta cómo le afecta en su día a día a la persona mayor y a su familia, y cuál es el tratamiento y el sitio más adecuado para realizarlo y cómo se pueden mejorar todos estos aspectos.
Cada vez somos más mayores, pero debemos verlo como algo positivo, ya que, gracias a las mejoras sanitarias, socioeconómicas, en estilo de vida y en prevención, se está consiguiendo envejecer en mejores condiciones que las generaciones que nos precedieron. La Geriatría, apuesta por esta nueva longevidad, con sus retos y sus muchas oportunidades, y al igual que confiamos la salud de nuestros hijos al pediatra, deberíamos plantearnos lo mismo para nuestros mayores.
(O.C.): ¿Cómo crees que puede beneficiar a una persona mayor, la valoración del Geriatra previa al tratamiento oncológico?
(E.F.L.): Puede ayudarle, como ante cualquier planteamiento de tratamiento que implique un grado determinado de intervencionismo (una intervención quirúrgica, un intervencionismo, un tratamiento quimioterápico o radioterápico…) detectando el grado de fragilidad que tiene esa persona.
¿Qué es la fragilidad en una persona mayor? En muchas ocasiones, los mayores tienen una respuesta no esperada a determinadas intervenciones quirúrgicas o tratamientos, presentando complicaciones que merman el éxito que buscábamos al realizarlos.
La fragilidad, por lo tanto, podríamos definirla como el «aumento del riesgo individual de cada paciente, en según que situación, de presentar resultados clínicos adversos». Se caracteriza por la disminución de fuerza, de resistencia y de reserva fisiológica, que aumenta esta vulnerabilidad individual de desarrollar dependencia, discapacidad e incluso muerte. Medir la fragilidad nos va a permitir, de manera objetiva, conocer cuanto de «robusto» es esa persona mayor, no sólo para soportar correctamente esa cirugía o tratamiento, sino también para alcanzar los objetivos que se buscaban, tanto en aumento de supervivencia como en mejora de calidad de vida. Además esa fragilidad, en muchas ocasiones, está influida por motivos reversibles, por eso es tan importante detectarla y tratarla.
Si medimos y analizamos previamente la fragilidad de un paciente mayor que se va a someter a un tratamiento oncológico, seremos capaces de:
- Adaptar tratamientos y predecir supervivencia
- No caer en el ageísmo (y que sólo la edad marque una determinada actuación médica) ni en el encarnizamiento terapéutico (sólo se busque la supervivencia a toda costa, aunque sea sin calidad de vida).
- Colaborar en la toma de decisiones con el resto de disciplinas que intervienen en el proceso asistencial y en el seguimiento compartido con ellos, para que el paciente se beneficie de esta mutua colaboración.
- Detectar precozmente y tratar síndromes geriátricos: síndrome confusional, inmovilidad, incontinencia, caídas…
- Minimizar el impacto de la enfermedad en la situación funcional del paciente, en su capacidad de hacer sus actividades básicas del día a día (andar, vestirse, comer, bañarse…)
- Prehabilitar al paciente, es decir, prepararlo de la mejor manera posible para afrontar una determinada intervención, con las mayores garantías de éxito.
- Mantener al anciano lo mejor posible el mayor tiempo posible.
(O.C.): ¿Cómo valoramos la fragilidad en Geriatría?
(E.F.L.): Realizando una valoración geriátrica integral individualizada del paciente. Esta valoración geriátrica integral va a evaluar aspectos funcionales, cognitivos, anímicos, clínicos, nutricionales y sociales del paciente, para tener una visión global del mismo.
Aplicamos varias escalas (en dependencia de cada situación el geriatra valora cual /cuales aplicar), que nos permiten «medir» de manera objetiva este grado fragilidad del paciente.
Tras esta valoración, detectaremos también el riesgo de aparición de síndromes geriátricos, y qué supervivencia esperable tiene esa persona, en base a su comorbilidad y su fragilidad, independientemente de su edad.
Hablaremos con el paciente, si está en pleno uso de facultades para comprender la información y/o con su familia, para conocer, con toda la información en la mano, cuales son sus preferencias.
Con todo ello, explicamos al paciente y familiar estos riesgos/beneficios y planteamos la actuación más recomendada para ellos en cada caso.
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